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El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, reunió ayer a todos los líderes parlamentarios valencianos para intentar una unión a la hora de reclamar un cambio en el modelo de financiación autonómica. Pero eso no es difícil. Coincidir en que el reparto no es el adecuado es bastante sencillo. Otra cosa es estar de acuerdo en cuál es la solución y en cómo llevarla a la práctica.

Humildemente pienso que la verdadera reunión la tenía que haber celebrado en su propio partido. Haber cogido el AVE, ese que tanto nos ha costado y que apenas rentabilizamos, y plantarse en Ferraz. ¿Por qué? Porque no es normal que en la Comunidad Valenciana nos venda el PSPV su victimismo frente a una injusta financiación, mientras su partido, en el ámbito nacional, no está de acuerdo en eliminar los privilegios de unas comunidades que son el principal obstáculo para poder establecer un reparto justo y equitativo entre todos los españoles.

El PSPV quiere que en las próximas elecciones, los valencianos les voten. Y voten a un partido que aquí en Valencia se ve incapaz de poner en marcha su programa electoral porque su única propuesta de obtener ingresos, ¡la única!, era un cambio inmediato del modelo de financiación, pero que si gobierna el país, no tiene intención de realizarlo, sino como mucho, parchearlo.

Por eso digo que seguramente sea más rentable que el señor Puig se reúna con el señor Sánchez y le diga que no es capaz de gobernar la Comunidad Valenciana porque no tiene recursos para hacerlo, ni ideas para conseguirlos y lo fía todo a que le solucionen la papeleta desde el Gobierno central. Por lo tanto, deberían de cambiar de idea sobre los privilegios de algunas Comunidades Autónomas que tanto perjudican a otras. Y, por qué no, deberían empezar a ser algo sinceros y honestos con los valencianos.