Pedro Lorente AlaquàsEn el Siglo de Oro español se decía que en España nunca se ponía el sol ya que su territorio abarcaba más de la mitad del mundo entre el sur de Europa, parte de África Centroamérica y Sudamérica.

En aquella época los territorios se dividían en virreinatos donde una persona designada por el rey gobernaba en su nombre a cambio de una serie de Tributos y lealtad. Esa separación de los territorios y del poder concluyó en el nefasto final del Imperio Español abogando cada territorio por su independencia y su identidad.

Sin entrar en temas del expolio hecho a los nativos, la invasión de, y la expoliación de las riquezas naturales este fue sin duda alguna uno de los episodios más negros de la historia española. ¿Y a qué viene toda esta parrafada? Para darme pie a volver a hablar de los nacionalismos, al igual que en aquel entonces dentro del territorio español habían virreyes que hacían y deshacían en sus territorios hoy en día tenemos lo mismo dentro de un área más aislada, lo que nos queda de España, en lo que ha sido el experimento social llamado las autonomías.

Lo que en un principio fue una idea de reconocer la identidad regional y cultural de zonas del territorio español, ha llegado a una separación total de poderes políticos, fiscales y territoriales, en definitiva se ha manchado lo que en un principio era a todas luces proteger la diversidad cultural de España.

Claro está que no todas las autonomías han llegado al extremo de un nacionalismo exacerbado como las que todos conocemos, pero dentro de este experimento social no era necesario que todos los participantes en el mismo tuvieran ese sentimiento independentista excluyente, con tener 2 actores o tres que marcarán la diferencia y sembrasen la división entre los ciudadanos bastaba y he ahí lo que yo pienso que ha sido el último fin de este experimento social de las autonomías, de cómo comenzó en un principio a como está acabando. Tenemos por un lado la violencia, los aforamiento, el concierto económico en ciertos territorios en los que por suerte la población se está dando cuenta de cómo están aislándose y prefieren una integración en la sociedad española que no una identidad única y minoritaria y por otro lado tenemos una cesión de poderes tanto económicos, políticos y sociales, una permisividad en el tono del debate derivando hacia un nacionalismo extremo. Llegando incluso a adoctrinar a su sociedad desde la más tierna infancia en los colegios públicos, escuelas infantiles y que ahora llega un momento en que ha hecho tal mella ese sentimiento falsamente inculcado, ese adoctrinamiento dentro de la sociedad misma que se les escapa de las manos y exigen lo que desde un principio creen que es suyo por derecho una nación propia, un Estado propio pero eso sí, seguir chupando de la teta de mamá España sin tener que dar lo que les corresponde a todo ciudadano tributar por los servicios que presta el Estado.

El peor resultado, a mi entender ha sido, que muchos españoles han identificado a la sociedad en general de esas comunidades como enemigos, traidores y separatistas, cuando en verdad no es así. Es la clase política en general, de la vieja escuela, la responsable y hacia la que debería de ir todos nuestros reproches. Tenemos que ver como ese orgullo de ser de un lugar u otro lo han usado, tanto de un lado como otro, como arma arrojadiza o bomba de humo para tapar su ineptitud o, en muchos casos, delitos contra el estado y la sociedad a la que deben el estar ahí.

Todo este sinsentido lo es más aún si cabe dentro del proyecto europeo que estamos embarcados. El parlamento europeo ya ha dejado claro que la creación de un estado segregado de otro miembro de la UE, implicaría la inmediata expulsión de ese nuevo territorio de la UE, lo que conllevaría a perdidas de tratados económicos, fiscales y sociales en el mismo.

Dejémonos de fantasías de virreinatos independizados, los cuales no tienen la capacidad de auto sostenerse en este nuevo mundo globalizado y pensemos más en una verdadera unión de los estados europeos y dar una verdadera condición de ciudadano europeo en todos los integrantes de la UE